DERECHO DE PALABRA
Alguna vez, en mitad de una discusión donde el murmullo ininteligible de las masas no permitía atender ninguna palabra, capturar ningún sonido humano, surgió el sosiego que llamamos Derecho de Palabra. En los últimos segundos del bullicio pareciera que estamos destinados observar confrontaciones que no tienen punto de encuentro, ni posible solución.
Yo, Luis Perozo Cervantes, y el tren de personas que represento, quienes han depositado en mí, confianza y consejos durante más de una década, hemos estado envueltos recientemente en un escándalo, que filtra los sonidos de nuestra voz como si fueran conducidos por un túnel o como si cayeran dentro de una botella para nunca ser escuchados. Por eso pedimos este derecho de palabra.
Hay muchas maneras de contar una historia, pero siempre será la perspectiva del desposeído, la que consiga mayor empatía; hoy se han coludido, para deformar sucesos y descontextualizar nuestras palabras, las marejadas de bits que van y vienen en las redes sociales.
El hocico furioso de la post-verdad quiere modernos, acusándome a mí y a los que trabajan conmigo de cometer crímenes intelectuales, morales, que van contra la solidez de un pensamiento moderno. Solo alguien que esté completamente abstraído de nuestra realidad nacional o infestado por una ideología alienante, podría prestarse para el antisemitismo, el racismo, la homofobia o la exclusión étnica.
Lo que hacemos, y aún más, lo que decimos, jamás será un espacio fértil para la discriminación. Y nosotros, los excluidos, los humillados, los despreciados por el poder, que somos propensos al resentimiento y al rencor, gracias a la poesía, hemos conseguido un objetivo vital redimido, siempre en beneficio de los otros para poder crecer colectivamente.
Nuestras palabras, fuera de contexto, nos acusan de algo infundado. El mundo literario venezolano está lleno de miedos, de personas que, veladamente, amenazan a los jóvenes, a los diletantes, a quienes no encajan en la clase social de las élites, y en el otro extremo, a quienes no se conducen por la misma ruta ideológica.
Los chavistas nos han excluido, porque nos oponemos al pensamiento único; y ciertos grupos de poder de las elites literarias, siempre, desde que comenzamos a hacer los primeros eventos, ha intentado convertirnos en parcelas dependientes de sus intereses; y cuando nos mostramos independientes, decidieron socavarnos y distorsionar nuestros esfuerzos.
El tú a tú entre Luis Perozo Cervantes y Jacqueline Goldberg viene desde el año 2008, cuando esta poeta recibió el Premio Regional de Literatura; un joven, que buscó en ella el consejo que podía dar la mejor poeta zuliana que habitaba en la capital y alguien que construye fidelidades que asfixian la libertad del otro.
Revisando solo un poco de historia podrán ver en la misma fotografía a Jacqueline Goldberg leyendo el discurso de instalación del primer Festival de Poesía de Maracaibo en 2011 y apenas tres años después, en 2014, podrán leer en el Time Line del Twitter de esta poeta, la forma, a nuestro modo de ver, cruel, como celebraba la suspensión del Festival de Poesía en su cuarta edición.
Solo se suspendió 45 días, pero ella, con la primera noticia sentenció en Twitter su alegría porque desapareciera nuestra iniciativa principal. Si alguien se revela al estatus de poder que representan, son perseguidos, amenazados, juzgados a priori. Esa es una de las muchas ocasiones en que con saña y alevosía la poeta Jacqueline Goldberg actuó en contra de los intereses del Movimiento Poético de Maracaibo.
Cuando sacamos nuestro primer premio literario, la Bienal Carlos Ildemar Pérez de Poesía Infantil, ella ridiculizó en su Facebook y twitter nuestra iniciativa. En sus palabras, nunca llegaríamos a lograr nada porque somos unos “provincianos”. Los zulianos venidos a más cuando viven en Caracas, guardan un especial ahínco en su conducta para desmoronar las aspiraciones de otros zulianos.
Sus comentarios ofensivos sobre nuestras ediciones, el reiterado uso de ironías y sátiras, las puertas que nos han cerrado en instituciones donde ella tiene una llave metafórica.
Esta conducta, la del privilegio, la de la élite contra la provincia, no solo se ha repetido una y otra vez contra nosotros, sino la han padecido muchos poetas, de Caracas y del resto país, al ser tratados como hermanastros de la literatura venezolana; pero nosotros, desde un principio hemos decidido no callarnos, no vender nuestra dignidad en nombre de la paz.
Hoy, con saña nuevamente, se no acusa de algo inconcebible: antisemitas. Un gran absurdo, cuando institucionalmente hemos brindado espacios de acción y manifestación a miembros de la comunidad judaica del país; absurdo cuando somos, ante todo una institución no-religiosa, pero que respeta profundamente los valores identitarios de nuestros amigos: en nuestro Festival de Poesía recibimos voces maravillosas de nuestra literatura como Harry Almela, José Antonio Castro y su esposa Lolita Aniyar de Castro; en nuestra Feria del Libro, la segunda edición estuvo dedicada al maestro Enrique Romero, quien profesa activamente la fe judaica; en nuestras publicaciones somos categóricos al solicitar textos de amplitud ideológica y humana.
Acusarnos de antisemitismo es un absurdo, tanto como decir que somos misóginos y homofóbicos, cuando hemos sido precursores de actividades para la inclusión de género y la legalización del matrimonio igualitario.
Todo el que conoce el trabajo de Luis Perozo Cervantes y del Movimiento Poético de Maracaibo sabe que es una calumnia. Y que sí, en ese tweet, que han sacado de contexto, se lee la palabra “judía”, es porque es una característica resaltante de la personalidad de la poeta Jacqueline Goldberg, quien desde su maravilloso libro “Luba” hasta “El cuarto de los temblores” ha manifestado con orgullo su origen étnico.
Si el poeta Marcotrigiano denunciaba en su Tweet haber sido denostado, nosotros le brindamos nuestro apoyo a ese maravilloso creador, recordándole que esa persona que lo atacó tiene una tradición larga haciéndolo; burlándose de las personas por su color de piel, por su preferencia sexual, y sentenciando arbitrariamente sobre su calidad literaria.
Pedimos disculpas a la comunidad judaica de Venezuela y el mundo, si este desaguisado intencional de las redes, ha revivido un innecesario dolor; y nos hacemos solidarios con todas las causas.
Tenemos diez años trabajando en nombre de la integridad cultural de la ciudad de Maracaibo, desarrollando 7 ediciones de un festival de poesía, dos ediciones de una feria del libro independiente, editando más de 180 títulos de autores venezolanos e internacionales, y hemos logrado, contra los intereses mezquinos de las élites, situar a Maracaibo en el mapa literario del país como un epicentro de actividades y producción editorial.
Estamos dispuestos a sostener debates de altura con cualquier institución que quiera darnos la oportunidad, y pedimos a las organizaciones y medios de comunicación respetables y serios del país, que comprueben el historial institucional del Movimiento Poético de Maracaibo y de Luis Perozo Cervantes, antes de caer en la trampa de la post-verdad y de quienes infringen daño sobre las instituciones que estamos al margen del poder. Porque finalmente esto es un asunto del pequeño poder que tienen.
Luis Perozo Cervantes
17 de febrero de 2021